Los venezolanos se congregan en la Puerta del Sol en Madrid No importaron los 34 grados, no importó que tal vez fuera un sábado posterior al puente de agosto que convierte Madrid en una ciudad poco menos que desierta. Cientos de venezolanos se han reunido este sábado en la Puerta del Sol. El motivo, más que claro: acudir a la llamada mundial de la oposición venezolana contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Cientos de banderas amarillo, azul y rojo han inundado la capital. En las pancartas se podía leer : “Hoy soy la voz de todos los venezolanos que están siendo silenciados, detenidos y oprimidos”; “La ideología política es un lujo cuando no existe la libertad”.  Un solo grito:  “Libertad, libertad, libertad” y “ Madrid, escucha, únete a la lucha”. Uno de los asistentes es Manuel Torres, de 25 años, que asegura que nació durante la dictadura. “Llevo aquí cuatro meses, me vine a España porque mi familia ya estaba aquí. Tuvimos que salir por la falta de libertad en nuestro país. Aunque esté lejos de Venezuela, no estoy ausente”. “Maduro dividió todo el país, pero ahora estamos fuertes y en la lucha hasta que se haga justicia. Esperamos que este sea el final. Tengo esperanza”, dice también Isabel Acosta, de 30 años. A eso de las 20.00, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha llegado a Sol y se ha sumado a la manifestación en compañía de algunos de los políticos opositores de Maduro. Lo hizo vestida de azul y con la bandera de Venezuela en una mano. La presidenta madrileña se ha dado un baño de multitudes: “Ayuso, te queremos”, le gritaron a cada paso.”Somos la concentración más grande del mundo”, han asegurado desde el escenario los organizadores. “Gracias, Ayuso, por habernos permitido estar aquí hoy y acompañarnos. Nos han abierto los brazos en Madrid” .  Estos, además, se han mostrado convencidos de su victoria en los pasados comicios en Venezuela: “Somos ocho millones de venezolanos por el mundo, y tenemos fuerza para sacarte más de cuatro millones de ventaja. Nos despreciaste a los que nos tocó irnos y ahora estamos aquí en posición de rebeldía. Esto es inédito. Nos une la verdad, que está en las actas de votación que nuestros testigos rescataron”. Tan convencidos están del triunfo, que por momentos los opositores han parecido abrirse incluso a la tesis de una posible repetición electoral, que ha sido propuesta en los últimos días por el presidente de Brasil, Lula de Silva: “Edmundo González es nuestro presidente. Lo vamos a volver a votar”. Carolina González, hija del candidato opositor, ha sido la encargada de dar la respuesta de su padre: “Desde Venezuela agradecemos emocionados estas manifestaciones. Nos dan fuerzas para seguir luchando. El régimen quiere ignorar el deseo de los venezolanos. Me comprometo a seguir luchando. Tenemos los votos, las actas y el apoyo de la comunidad internacional”. En mitad de la euforia opositora, sin embargo, Ayuso ha comenzado dando su réplica en clave nacional: “Lamento que el Gobierno de España no haya estado siempre ahí, y le animo a que lo haga. Que la izquierda se una en esto”. La respuesta de la presidenta madrileña ha acabado incluso con una poco disimulada acusación: “Pedimos declaraciones valientes, pero no lo hacen porque tienen muchos negocios con el Gobierno de Maduro”.  Por acordarse, Ayuso no ha dudado incluso en acordarse del expresidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que en los últimos años ha tratado de mediar en Venezuela: “La comunidad internacional tiene que hacer su trabajo. Exigimos su dimisión inmediata”. Y cada frase, más gritos de apoyo, y a cada grito de apoyo, los políticos presentes, empezando por la propia Ayuso, se han mostrado cada vez más convencidos de estar ante una jornada histórica. Tanto se han inflamado los ánimos, que finalmente Ayuso no ha dudado en comparar las concentraciones de este fin de semana con la caída del Muro de Berlín. “En Madrid tienen su casa. Aquí no son extranjeros” , concluyó la presidenta madrileña mientras, una vez más, una Puerta del Sol llena de opositores venezolanos retumbaba en su favor.